Esta película ya la hemos visto, pero ahora que se vuelve a proyectar parece enriquecida con nuevas peripecias y disparates de sus protagonistas. En el año y medio que llevamos de pandemia, cada que las gráficas emprenden ascensos escarpados y empiezan a sonar las alarmas porque los contagios amenazan con desbordar la capacidad de los sistemas de salud, la conducta de autoridades y «tomadores de decisiones» se vuelve súbitamente más errática que de costumbre, como si un efecto más de la proliferación del virus fuera la locura de los antedichos.

Los ejemplos más clamorosos, desde luego, corren por cuenta del gobernador. Un día amanece ganoso de proyectar su imagen en ruedas de prensa (como quién sabe quién), y poco después usa ese espacio como burladero para huir de las preguntas que lo incomodan y para —con una sonrisa en el rostro— ningunear e insultar a los reporteros que le piden aclaraciones a las turbias cuentas con que su administración ha dizque hecho frente a la pandemia. Luego de eso, adiós ruedas de prensa, interrumpidas por un brote de covid en Casa Jalisco…

Pero también, en otra pista, pasa esto: luego de que el rector de la UdeG reconociera la necesidad de que el regreso a clases sea virtual en tanto el virus no disponga otra cosa, la Feria Internacional del Libro —que organiza la misma UdeG— se apresura a confirmar que este año será presencial. Lo repentino del anuncio, que tuvo como pretexto la divulgación del programa preliminar del invitado Perú, hace pensar en, por lo menos, tres explicaciones —uno quiere hallarlas porque en el trasfondo hay una contradicción muy extraña—: la primera es que tanto el rector como el Licenciado, tan seguros como están de que la gente podrá ir a la Expo (y al Centro Cultural Universitario), algo sabrán ya que el resto de los mortales ignoramos (¿que para el otoño la pandemia estará ya domada?). La segunda es que, en su desesperación por evitar que otra vez la FIL sea la cosa tediosísima y deprimente que fue el amontonamiento de videoconferencias del año pasado, están jugándosela del modo más temerario, como en un soberbio acto de fe. Y la tercera es: como todo el mundo, no tienen la menor idea de lo que nos espera.

J. I. Carranza

Mural, 29 de julio de 2021.