Tromsø
Novela
Malpaso, Barcelona, 2018
Esta es la historia de un hombre que paulatinamente descubre que no se entiende lo que dice. No importa cuánto se afane: no se le entiende, y a veces ni él mismo consigue comprenderse. No es que de pronto haya enmudecido y esté condenado al más absoluto silencio: algo dice, pero trabajosa, defectuosamente. Tampoco es que esté enfermo, aunque vaya que se está quedando patológicamente solo. Expulsado de su propia vida, privado de casi todo contacto con los demás y reducido a una serie de precisas y absurdas rutinas, observa su vida diluirse en una ciudad en la que, además de todo, jamás podrá verse una aurora boreal.
Estamos ante una de las novelas más excéntricas y desternillantes de la última narrativa mexicana. Al revés de su afónico protagonista, esta obra habla y dice mucho. Escrita a punta de desvaríos y digresiones, en frases rizomáticas que van y vienen y atinan siempre, Tromsø se concentra en la vida minúscula de un pobre hombre para entregarnos algo de veras grande: una cómica y terrible fábula sobre la soledad, la pérdida de identidad y la dolorosa verdad de que, al final del día, nunca nadie termina de comunicarse plenamente con los otros.
Las encías de la azafata

Tumbona Ediciones / Universidad de Guadalajara, 2010
El ensayo, que lleva ya muchos años confundido entre el rigor de la academia y la prisa del maquinazo, vuelve en este libro a ser lo que era: meditaciones dispersas, elásticas, breves, con las que el autor da un rodeo para dibujar su retrato. Esbozos de un libro que no se decide a comenzar, digresiones que no tienen la menor intención de concluir, a cada párrafo uno es testigo de la retorcida compasión que cabe dentro de la burla de uno mismo.
Ante el incesante acoso de las vidas excepcionales, de los alardes disfrazados de biografía, queda el refugio de la autoexploración modesta, de las manías comentadas con desenfado y escarnio. En Las encías de la azafata, José Israel Carranza retoma el arte en desuso de poner la pluma en la llaga y exponerse, no en busca de una extendida pedagogía, sino del deleite verbal que implica dar a las obsesiones propias el lugar que se merecen.
Desde la complicidad del jugador de billar enamorado de su taco hasta el estira y afloja del fumador convencido de su vicio; desde la voz de la Pantera Rosa hasta las notas de un diario que no se resuelven en obra terminada, Las encías de la azafata es un ejemplo de cómo la introspección puede ser una actividad de lo más extrovertida.
Descarga gratuita, cortesía de Tumbona Ediciones.
Si esa lluvia llega va a destruir la ciudad
Cuento

Instituto Sonorense de Cultura, 2007
En Si esa lluvia llega va a destruir la ciudad se fraguan la excelencia de su escritura, lo circular de las distintas tramas que articula para generar un ambiente sugestivo de melancolía y soledad donde la presencia de los anhelos no cumplidos son el eje principal en el cual gira, en forma precisa y adecuada, esta colección de cuentos
Cerrado las veinticuatro horas

Universidad de Guadalajara/Ediciones Arlequín, 2003
La estrella portátil

Fondo Editorial Tierra Adentro, 1997
Al centro de un vértigo semejante hallamos al urbanita que descubre en su ciudad todos los matices afectivos posibles, quien porta su necesaria linterna en busca de resquicios para mirar al cielo, y que traza la apasionada hermenéutica que iluminará su hallazgo: ante escotomas fosfenos.
Pocos escritores suelen emplazarse —sin rechinar los dientes, con sincero humor— en el justo medio aristotélico para allanar lo obvio con el rasero del asombro. José Israel Carranza, encarnado zahir, pertenece a esa estirpe que proyecta una nueva mirada para cada estrella.
La sonrisa de Isabella y otras conjeturas

Premio Nacional de Literatura Salvador Gallardo Dávalos, Instituto Cultural de Aguascalientes, 1995
Las magias inútiles
Cuento

Universidad de Guadalajara, 1993
Si como dice el escritor Italo Calvino: “La imaginación es un lugar en el que llueve”, en la de José Israel Carranza no es la excepción. En su libro Las magias inútiles una llovizna de sensaciones golpea constantemente a los sentidos: el olor a café, el humo de los cigarros, la nostalgia amorosa y, sobre todo, la desolación y la incómoda sorpresa que provocan algunos de sus personajes: un ciego siniestro con los dientes podridos, un vagabundo que vomita de hambre en pleno café.
Las magias inútiles es un anecdotario urbano que muestra a seres atrapados en la ciudad, en el mecánico ritual de la vida donde las cosas más absurdas suceden sin alterar —aparentemente— el paisaje. Estos entes poseen, paradójicamente, una magia secreta y efectiva (como el viejo de las palomas en el relato “Magia la lluvia”) que los hace fantásticos y reales a la vez; tangibles como la gente que sube al trolebús, lee el periódico o come cañas con chile y limón.
Bernardo Esquinca, «Las alteraciones de lo cotidiano». Suplemento Nostromo, periódico Siglo 21. 5 de diciembre de 1993.