Foto: Atilano

El silencio nos acerca a la realidad: José Israel Carranza

El ensayista jalisciense habla de “Tromsø”, su primera novela

8 de enero de 2019

 

En un entorno de comunicaciones permanentes y abundantes, redes sociales y pánico a estar solos, “Tromsø” cuenta la historia de una persona que pierde la capacidad de comunicarse con los demás, guarda silencio y se recluye en la soledad al ser cada vez menos entendido.

De esta manera, la primera novela del escritor tapatío José Israel Carranza habla sobre el verdadero significado de estar comunicados, y mediante una narrativa elaborada y descriptiva; pretende generar en el lector sensaciones y reflexiones sobre la incomunicación, la soledad y sus rutinas, y nuestras relaciones con los objetos que nos rodean.

“Vivimos en una situación paradójica —por no decir absurda— en la que estamos aparentemente más posibilitados de encontrarnos con los demás a través de los nuevos medios, pero la profusión excesiva de palabras ha creado un barullo ensordecedor en que lo único que nos importa es ser escuchados y no escuchar a los demás, y es en buena medida razón del estado catastrófico de las cosas”, consideró Carranza.

Ante esta situación, el ensayista y editor considera que el silencio “puede ser una forma óptima de tramitar la realidad, de vérnoslas con el mundo y con nosotros mismos, y deberíamos  procurarnos esa posibilidad de vida que es el silencio para percatarnos de un mejor modo de lugar en el que estamos y nos corresponde hacer”.

Durante la novela, un protagonista sin nombre y con escasas señas de identidad es construido a través de la descripción de sus actos cotidianos, de sus escasos diálogos con una planta (helecho) o la dependiente de una tienda de autoservicio, o en la dificultad que estriba realizar actos comunes como cambiar el cheque en un banco sin proferir comunicación oral.

“Las comunicaciones que ponen en funcionamiento la vida son aquellas meramente instrumentales, y que no necesariamente tenemos con los seres más significativos”, señaló Carranza. “Cuando descubrimos eso, vemos también un indicador —hasta cierto punto sobrecogedor— de que todas las relaciones que sostenemos están hechas de palabras, y cuando las palabras dejan de funcionar, las relaciones están en peligro también”.

Para mostrar la incomunicación y retraimiento de su personaje, Carranza apuesta en “Tromsø” por una narrativa deliberadamente compleja, que exige al lector una participación activa y despierta.

“Procuro que la experiencia de la lectura lleve al lector a experimentar o sufrir lo mismo que está viviendo el personaje, por eso es una prosa tortuosa, laberíntica, obsesionada, ensimismada, porque yo quería que mis lectores se sintieran como se sintió este personaje”, señaló. “Es una lectura exigente pero puede verse recompensada con alguna idea que quizá resulte interesante”.

El también autor de la colección de ensayos “Las encías de la azafata” (2005), construyó su primera novela —titulada así por un poblado de la región ártica de Noruega, famosa por sus auroras boreales— en un proceso de ocho años. Carranza tiene en puerta un libro de cuentos y su regreso al género ensayístico.