Si nos queremos poner dramáticos, podemos pensar que esta edición de la FIL tendrá la singularidad de arrancar en un país y terminar en otro. Ya sé que no será para tanto, pero esta circunstancia lleva a pensar en los cambios que se han sucedido mientras hemos ido reencontrándonos aquí a lo largo de más de treinta otoños. ¿La FIL se ha transformado como esta sociedad? Ha llegado a ser muy distinta, sí, pero a otra velocidad: la que marca el hecho de que siga rigiendo sus destinos el mismísimo que la creó, el incombustible emisario de un pasado que puede resultar tan lejano (habrá niños que hayan venido en las primeras ediciones que estén ya trayendo a sus nietos). Probablemente por eso parezca que se niega a toda audacia excesiva, y que ha puesto más empeño en que crezcan cada año sus números apostando a lo seguro. Pero lo cierto es que su público y el mundo del libro —¡y el mundo!— son ya bien diferentes de lo que eran hace cinco sexenios… ¿Cómo irán a repercutir en el futuro de la FIL las supuestas transformaciones que se vienen?
Los rituales tienen la función de hacer creer que todo sigue igual. Y a esta feria le importan mucho los suyos —al público no tanto, o nada, pero una cosa es lo que quiera el público y otra cumplir con la liturgia. De ahí que abunden en el programa los homenajes o los premios, como si con esas celebraciones se garantizara la perdurabilidad histórica de la feria. Podría ser de otro modo, supongo, pero no en el espacio fuera del tiempo que a veces es la FIL. Y, finalmente, siempre podemos ver qué actos tienen sentido y cuáles no. Que se reconozca la trayectoria de una escritora como Ida Vitale está muy bien, aunque siempre será mejor lo que suceda en el momento en que un nuevo lector la descubre.
O que, por fin, se recuerde a Jorge Ibargüengoitia —aunque sea gracias a la editorial que ha estado relanzando sus libros, y no porque la feria lo haya juzgado alguna vez indispensable—, hoy que platicarán sobre él Antonio Ortuño y Juan Villoro. ¿Qué estaría diciendo Ibargüengoitia de la FIL, si hubiera llegado a tocarnos que anduviera por aquí? ¡La risa que le habrían dado su querencia por la solemnidad y la fauna habitual que la puebla!
J. I. Carranza
Suplemento PERfil de Mural , 24 de noviembre de 2018