Un plátano pegado con cinta a una pared y vendido como si proviniera del Jardín del Edén, con el consiguiente escándalo —como si el escándalo no fuera, desde hace mucho tiempo, la moneda corriente del mercado del arte contemporáneo. Un Embajador ratero atrapado en video y, contra la flagrancia de su delito (así se hubiera embolsado un chicle, lo que el hombre quiso hacer fue robar), la alucinante retórica de sus defensores oficiosos, con lo que esa reacción quiere decir de los extremos a los que se llega para justificar las estupideces o las tropelías peores de la administración en turno. Un cuadro expuesto en Bellas Artes en el que se representa a Emiliano Zapata de tal manera que no les pareció a organizaciones campesinas que se ostentan como inspiradas por la figura del Caudillo del Sur —con el consecuente argüende que esas organizaciones fueron a armar, en este país homofóbico y carente de sentido del humor en el que la veneración por las figuras históricas (veneración inservible, como no sea para fines demagógicos) nos impide mejor ocuparnos del presente. Un exfuncionario capturado por haber colaborado diligentemente en la prosperidad del crimen organizado durante el sexenio en que su jefe, el Presidente Calderón, tuvo a bien declararle al narco la guerra con la que se inauguró para la nación un genocidio incesante. La resurrección de los dolores de dos mujeres sufridos a manos de un astro de la literatura nacional, historias muy tristes que han tenido que esperar hasta este presente para revelarse…

Es sólo parte de lo que estaba esperándonos —o esperándome, vamos a decir— luego de la FIL. Apenas concluida esa pausa insólita en la que nuestra atención puede estar colmada con los libros y con lo que sucede a su alrededor, parece inevitable tener que reingresar a la realidad de cualquier modo. Pero, ¡ojo!, se corre el riesgo de dar por hecho que la realidad es aquello que cobra forma en las noticias, y las noticias, no hay que olvidarlo, son por lo general un sucedáneo de lo que realmente importa. Por eso, al repasar el panorama descrito más arriba, seguramente será preferible buscar que esa reanudación de lo habitual nos lleve por otro rumbo. ¿Será posible?