El otro día me encontré a un amigo que año con año viaja desde lejos para estar en la FIL. Tiene, por lo general, varias actividades (como autor, como presentador), y siempre había aprovechado para traer una lista de los libros que se llevaría, pues es un gran lector. Esta vez lo vi con las manos vacías, o casi, pues apenas había comprado un par de libros, cuando en otras ocasiones desde el arranque llevaba ya un montón. Yo mismo, hace tiempo, di en traer siempre una maleta con rueditas, para evitar que mi columna vertebral sufriera tanto como mi cartera. Pero ahora los dos andábamos muy ligeros, y pronto vimos que nuestras razones eran las mismas. En primer lugar, los precios: ya es una insensatez pagar lo que pueden costar ciertos libros, y más cuando por lo general hay forma de encontrarlos más baratos, sean impresos o en formato electrónico, gracias a internet. (Ya sé que también hay cerros de libros baratos en la feria, pero nosotros tenemos la desgracia de necesitar o querer otros). Luego está el hecho de que los inventarios de muchas editoriales son casi idénticos cada año, y hace falta rebuscar mucho, y tener muy buena suerte, para ver si ahora se les coló algún título que no hubiéramos descubierto antes. Tengo cuatro años buscando uno que querría tener: nunca lo han traído. (Tampoco he de tener muchas ganas de conseguirlo, porque bien pude haberlo pedido ya en Amazon).
Como somos unos necios, y de todos modos nos gustaría comprar algo, nos dijimos lo que ya sabemos: lo que más sentido tiene es recorrer el pasillo de las editoriales independientes. Dado que a éstas siempre se les dificulta la distribución de lo que publican, es un hecho que sólo en la FIL podremos encontrarlo. También, claro, visitar algunos stands del área internacional: por no dejar. Y yo agregaría a esto algunas editoriales infantiles cuyos libros, si bien pueden estar al alcance en otros lugares y en otros momentos, sí conviene conocer en la feria, para comprarlos de una vez o para tomar nota de su existencia. Ahora bien: lo más probable es que en ninguno de estos tres escenarios vamos a hallar nada barato. Así que, también probablemente, seguiremos paseándonos, ligeritos y tristones.
J. I. Carranza
Suplemento PERfil de Mural, 1 de diciembre de 2018