Para restaurar la confianza en la humanidad, pocas ocasiones mejores que un concierto de música sinfónica. En sus momentos más altos, el asombro se abre paso entre la emoción y el encantamiento: ¿cómo es posible que un grupo de personas colabore así para dar vida a lo que nació en la inteligencia y la imaginación de alguien, y cómo es posible que uno que escucha pueda participar del portento? Algo así estuve pensando —si en realidad se puede pensar con claridad en tales momentos— la mañana del domingo pasado, en el cierre de la segunda temporada de este año de la Orquesta Filarmónica de Jalisco. El programa era formidable: Mozart, Haydn, «El Salón México» de Copland y una obra de Allan Gilliland escrita especialmente para el solista invitado, el trompetista canadiense Jens Lindemann: «una pieza a la medida de sus increíbles habilidades de virtuoso», como se lee en un texto del compositor citado por Juan Arturo Brennan para sus notas del programa de mano.

Los especialistas, naturalmente, tendrán opiniones mejor formadas que las mías acerca del desempeño de la Filarmónica y del solista, o acerca de la conducción de Jesús Medina. Y, seguramente, los asistentes asiduos a los conciertos estarán en posibilidades de juzgar con fundamento, a partir de sus comparaciones, lo que se pudo oír esta vez. Además, no se me escapa que la orquesta ha atravesado por tiempos difíciles últimamente, debido, según entiendo, a diversas circunstancias que imponía la presencia de su anterior director titular. Quiero decir, con todo esto, que habrá muchos factores que considerar para evaluar con mayor objetividad el mérito artístico del ensamble y de quien lo encabeza, así como el modo en que integró la actuación de Lindemann.

Pero a lo que voy es a esto: al margen de todos esos factores, quiero creer que asistir al Degollado y presenciar algo como lo que nos tocó presenciar ha de contar como una de las experiencias más fascinantes a nuestro alcance en esta ciudad. Y es que mucho de lo más asombroso, para mí, radicaba en eso: que esa música suene en Guadalajara. En su promoción publicitaria en redes, la orquesta ha difundido el hashtag #LaFilarmónicaEsDeTodos. Me encanta creer que así es.

 

J. I. Carranza

Mural, 18 de julio de 2019